Fueron varias sorpresas las que en definitiva quitaron brillo a una comida que en principio prometía. Para empezar, al comprar el ticket (50€) especificaba claramente que el la comida entran dos vinos, uno blanco y uno tinto, sin especificar cantidades, pero cuando te sientas en la mesa te dan un papelito con los pasos que tiene el menú. en el cual especifica claramente que tienes que elegir un solo vino y que únicamente te entra una sola copa de vino para toda la comida. La comida empezó bien con una salmorejo que no pintaba mal, pero el resto de entrantes, que eran a compartir, eran bastante simples, un trozo de cogollo con un poco de queso rallado con una vinagreta y el potató eran unas patatas con una salsa sin pretensiones. Los arroces correctos sin demasiado contenido, además el de pescado estaba salado. Postres pequeños y normales Lo que mas me irritó fue que al salir del restaurante, nos dimos cuenta que este mismo restaurante está ofreciendo un menú a medio día con mas platos a elegir a un precio de 25€ con agua, no me parece normal que yo haya pagado el doble (50€) por tener menos platos a elegir y como extra una copa de vino. En resumen no me gusta que me tomen pelo.

Una comida excepcional basada en tres entrantes, el salmorejo con helado de aceite espectacular, la paella con salmonetes también y la tarta de queso muy buena. También mencionar al personal que en todo momento esta muy atento y con un trato muy profesional. Es un lugar para repetir.